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CRECIMIENTO EN CONCIENCIA

LA MENTE Y EL EFECTO PLACEBO

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Dicen que el sufi ve su propia existencia como las partículas de polvo que un rayo de sol hace visibles; ni real ni irreal. 

Todo es mente, todo se ve desde la mente, todo adquiere realidad desde la mente. Y para ella no hay diferencia entre lo “real” y lo “imaginado”. 

El cuerpo tiene una capacidad innata para curarse, un extraordinario sistema de auto reparación está en marcha constantemente si conectamos con todo el poder de nuestra mente para manifestarla, y entonces regresamos el poder de crear nuestra realidad a donde realmente corresponde, a la mente y no al cuerpo.

Esto lo has visto por ti mismo: si te cortas mientras te estás afeitando, puedes ver como el proceso de curación empieza casi de inmediato. Si te has roto alguna vez un hueso, entonces has experimentado la autocuración en acción. Sólo tienes que mantener inmóvil el hueso roto durante algunas semanas y el hueso se cura solo. No lo dudas ¿verdad? Y es que lo que crees, creas. (1)

Un ejemplo impresionante de cómo la mente crea la experiencia del cuerpo, es el efecto placebo que se realiza en casi todos los estudios para probar la efectividad de un medicamento o tratamiento.

En los ensayos clínicos, se toma a un grupo de sujetos a los cuales se les administrará un placebo con la misma presentación que el medicamento real, pero sin efectos (por ejemplo, pastillas de azúcar). Al comparar los resultados, el fármaco que se pone a prueba debería superar significativamente al efecto placebo.

Una definición reciente dice que el efecto placebo es el beneficio que resulta de un tratamiento simulado o de una experiencia de recibir cuidados médicos. Es la reducción de los síntomas, como resultado de la percepción de los pacientes de estar recibiendo una intervención terapéutica. (2)

Joe Dispenza expone como si tienes un dolor o un síntoma y una persona te recomienda una pastilla que ha mitigado increíblemente su dolor – y esa persona cuenta con tu credibilidad -, tomarás la pastilla y empezarás a sentirte mejor; al continuar tomándola empezarás a sentir un positivo cambio interno y asociarás la mejoría con algo externo, que es este medicamento. 

Si días después alguien introdujera en el frasco una tableta idéntica pero sin medicamento, experimentarías el mismo efecto por el condicionamiento de tu mente. 

Un segundo factor es la expectativa, la relación médico-paciente que interviene en el efecto: si tu médico te habla de un nuevo medicamento que está teniendo efectos fantásticos para la condición que padeces, logrará que al tomarla te abras a nuevas posibilidades y empieces a sentirte optimista. 

La mente es tan poderosa que incluso cuando nos hablan de los probables efectos secundarios, la mayoría los experimenta, porque esto generó esa expectativa en su mente. 

Toda percepción es el resultado del significado que se le da a lo que miramos, y en el caso del medicamento la expectativa creada en la mente, aumenta notablemente su eficacia. (3)

De hecho para que un fármaco pueda producir un determinado efecto en un organismo vivo, tiene que existir un receptor en nuestro cuerpo como interacción entre la molécula del fármaco y las moléculas del organismo. (4)

Tenemos un gran laboratorio interno. Los analgésicos placebo pueden provocar la liberación de analgésicos naturales llamados endorfinas. Un ejemplo son los pacientes con mal de Parkinson que responden al placebo con una oleada de dopamina. (5)

Pensemos en efectos placebo que conocemos: los rituales o los remedios de la abuela que cada quien cree y mantiene con excelentes resultados. 

Incluso recientemente se han utilizado ensayos de cirugía con placebo. Quizá el más famoso de ellos es el del cirujano estadounidense Bruce Moseley que encontró 180 pacientes que tenían un dolor de rodilla tan severo que incluso los mejores medicamentos no funcionaban.

Realizó entonces en la mitad de los pacientes una cirugía real, y en la otra “cirugía placebo”, que supuso administrarles anestésico y realizar una pequeña incisión, sin reparación alguna del cartílago. Los médicos y enfermeras explicaban el procedimiento como si fuera real y la cirugía funcionó tan bien como la real. (6)

Si esa pastilla o tratamiento se convierte en un símbolo de esperanza, entendemos que estamos seleccionando un nuevo futuro. Lo mismo pasa cuando optamos por nuevos pensamientos. Cada célula de nuestro cuerpo reacciona a lo que la mente dice.

Queda claro entonces que los efectos de una medicación sea o no inocua, hasta cualquier terapia física o tratamiento, incluso estético, depende totalmente de los pensamientos de cada persona. Por ello el término que muchos conocemos: no hay enfermedades, sino enfermos.

Todo esto nos devuelve el poder personal sobre nuestra biología pues significa “la” liberación del miedo, que ha conducido nuestra vida al servicio del cuerpo, intentando cada día sobrevivir a un sin vivir de consejos, recomendaciones y remedios – que dicen y desdicen-, e intentan garantizar, desde lo externo, nuestro bienestar.

Pues como dijo García Márquez: No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad.

Ese estado de paz interna que sobreviene desde una vida en coherencia y congruencia que hace posible una mente en paz que sincroniza el deseo del alma con los latidos de nuestro corazón.

La mente es todo. El estado del cuerpo es la manifestación de nuestros pensamientos.

Tere Hernández.

Terapueta https://aainwithyou.wordpress.com

Estudiante de Un Curso de Milagros 

Maestra Adjunta Na-sa Curarte tu https://curartetu.org

Bibliografía:

(1) smartspeakersweb

(2) riel.ull

(3) REWIRED. Joe Dispenza

(4) sisbib.unmsm.edu

(5) scientificamerican

(6) BBC

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